sábado, 8 de diciembre de 2012

EL DRENAJE

Limpieza interior a través del Drenaje Linfático

El drenaje linfático manual (en adelante DLM) es una forma de masaje específico destinado a mejorar las funciones esenciales del sistema circulatorio linfático por medio de maniobras precisas, suaves, superficiales y rítmicas. Estas maniobras actúan y favorecen el funcionamiento de la linfa, crucial para una marcha eficaz del sistema inmunitario.
Una adecuada manipulación del sistema linfático mediante las yemas de los dedos aplicando suaves masajes permite afrontar con éxito traumatismos, edemas, trastornos neurovegetativos, neurológicos, osteomusculares y vasculares, patologías crónicas e incluso infecciones.

La palabra linfa procede del latín (lympha), que define su aspecto acuoso. Presenta un ligero tono amarillento. Su desplazamiento es unas cinco o seis veces más despacio que la sangre, circunstancia que determina la lentitud de las manipulaciones en el DLM. La linfa es el líquido que baña el espacio intersticial o intercelular. Contiene más de un 90% de agua pobre en proteínas y rico en lípidos sus células contienen glóbulos blancos pero no rojos y se intercomunica merced a los llamados vasos linfáticos siendo sus funciones las de recolectar y devolver el líquido intersticial a la sangre, defender el cuerpo contra organismos patógenos y absorber los nutrientes del aparato digestivo y trasladarlos junto con oxígeno a los lugares donde no hay vasos capilares. Es pues un sistema natural de riego y limpieza que se halla en todo el cuerpo.

Además de este sistema vascular linfático, existen una serie de órganos linfáticos que desempeñan una misión básicamente defensivo-inmunitaria, constituyendo todo ello el sistema linfático (orgánico y vascular). El sistema linfático está formado por una serie de órganos y un sistema tubular (vasos linfáticos), cada uno de ellos con unas estructuras y funciones bien diferenciadas.

En los órganos linfáticos se forman unas células llamadas linfocitos que desempeñan un papel fundamental en los mecanismos defensivos de nuestro organismo. Estos órganos son:

 La médula ósea: donde se forman todas las células de la sangre. Se halla en la cavidad de algunos huesos.
 El timo: Órgano situado detrás del esternón que alcanza su grado máximo de desarrollo en la pubertad para luego irse atrofiando progresivamente. Ejerce una clara influencia en el desarrollo y maduración del sistema linfático.
• El bazo: Situado en la parte superior izquierda de la cavidad abdominal. Se encarga de filtrar, retener y destruir los glóbulos rojos y otras células de la sangre cuando están deterioradas. También interviene en la formación de glóbulos blancos.
 Los ganglios linfáticos: Repartidos por todo el cuerpo. Actúan como estaciones intermedias depuradoras de la linfa.
• Las amígdalas: Situadas alrededor de la garganta. Son seis y desempeñan funciones supuestamente defensivas por hallarse en la puerta de entrada de las vías respiratorias y digestivas.
 
El sistema de vasos linfáticos se encarga de llevar la linfa que se forma en los tejidos hacia el sistema venoso, donde desemboca, concretamente en la base del cuello, en el ángulo formado por las venas yugular interna y subclavia, punto denominado Terminus. Los vasos linfáticos se hallan en todos los tejidos del cuerpo a excepción del sistema nervioso central, huesos, cartílagos, médula ósea, timo, placenta y dientes.

Este sistema de tubos está formado por:

• Capilares linfáticos: Estructuras en forma de dedo, a través de ellos se recoge la linfa de los tejidos.
• Pre-colectores y colectores linfáticos: Vasos responsables de recoger la linfa de los capilares y llevarla hasta los ganglios. En su interior tienen unas válvulas que impiden el flujo en sentido contrario.
• Ganglios linfáticos: De forma redondeada y tamaño de una alubia. Tienen, entre otras, dos funciones muy importantes:
 1º) Actúan como filtro depurando la linfa de residuos, antígenos, gérmenes, etc. para que éstos no lleguen hasta la sangre.
             2º) Son una parte esencial del sistema inmunitario (de defensa). Cuando se requiere una respuesta inmunitaria (por ejemplo en una infección) se producen en ellos gran cantidad de linfocitos.

• Troncos linfáticos: Grandes vasos linfáticos que recogen la linfa proveniente de las diferentes regiones del cuerpo. También tiene válvulas en su interior.
• Conductos torácicos: Recogen la linfa de los troncos linfáticos y la conducen hasta la desembocadura Terminus.

A principios de los años 30 del siglo pasado, el matrimonio danés Emil y Estrid Vodder trabajaban como fisioterapeutas en Cannes. Gran parte de sus pacientes provenían de la húmeda y fría Inglaterra, aquejados de enfermedades infecciosas crónicas de las vías respiratorias superiores (sinusitis, faringitis, rinitis, amigdalitis). Lo que más les sorprendía era que a prácticamente todos ellos se les palpaban unos ganglios linfáticos del cuello hinchados y duros. Intuitivamente se le ocurrió que un suave masaje de estos ganglios mejoraría el estado de salud de aquellos pacientes crónicos, lo cual se confirmó ampliamente en la práctica. Fue así como comenzaron a profundizar

El matrimonio se dedicó a profundizar sobre las posibilidades del nuevo tipo de masaje desarrollado por ellos, naciendo lo que hoy conocemos como Drenaje Linfático Manual o como Método del Dr. Vodder.

El proceso es sencillo: todos los tejidos del organismo están bañados por un líquido denominado linfa que circula a una velocidad media de 125 ml/hora sin que haya bomba alguna que active ese flujo. Se desplaza pues de forma muy lenta a través de los vasos linfáticos, al principio de menor tamaño aunque luego se van dilatando hasta llegar a los ganglios. 
El flujo linfático puede retraerse por muy diversas circunstancias estancándose e inundando los espacios intersticiales de los tejidos lo que puede provocar dolores, infecciones y muy diversas patologías. El DLM lo que persigue es reabrir de nuevo esos canales bloqueados, para que la carga linfática llena de impurezas y agentes patógenos sea eliminada al ser depositada en los más de 600 ganglios que hay repartidos por todo el cuerpo. Ganglios que mediante suaves masajes pueden reactivarse consiguiendo aumentar su ritmo entre cuatro y cinco veces.

La acción que ejerce el terapeuta sobre el cuerpo al estimular el pulso linfático permitir limpiar mejor el organismo y una pronta renovación celular. Por eso el método tiene efecto antiedematizante, analgésico y antiinflamatorio de carácter general, nivela el sistema nervioso autónomo y potencia el sistema inmune.
 
Las maniobras manuales son muy suaves y siempre indoloras para el paciente. El tiempo que dura una sesión es variable, pero nunca debe bajar de una hora si se quiere realizar un tratamiento completo.

Las vías linfáticas pueden cerrarse a causa del frío, del estrés, de procesos inflamatorios o a causa de la presencia de parásitos pero también pueden destruirse por cortes, operaciones, traumatismos, radioterapia y radioactividad excesiva. El flujo, también, puede verse interrumpido por el uso de ropa demasiado apretada.

Hoy se sabe, por ejemplo, que cuando se sufre un edema que afecta al sistema nervioso central y/o a los nervios periféricos se reduce el riego sanguíneo y linfático en el encéfalo y ello puede provocar micro edemas, trastornos circulatorios, neuronales y neurovegetativos.

Otro ejemplo significativo lo constituyen los edemas locales de origen traumático porque su aparición reduce la velocidad de los intercambios metabólicos entre la red capilar y las células. Cuando una adecuada y rápida absorción de los líquidos acelera de forma considerable los procesos de reparación de los huesos y de los tejidos blandos pudiéndose ganar semanas –a veces incluso meses- en el tiempo de recuperación. De ahí que la práctica de esta técnica sea cada vez mayor también en pre y post-operatorios de cirugía plástica, vascular y general tanto en hospitales como en clínicas.

El efecto terapéutico del DLM es rápido en muchos problemas físicos y problemas del sistema nervioso –a veces tras una sola sesión-. Como es de suponer el tiempo de tratamiento depende de cada caso en particular.
Indispensable como técnica clave en el tratamiento de los linfedemas primarios y secundarios -a causa de una intervención quirúrgica o microedemas locales del sistema nervioso central y nervios periféricos-. Puede utilizarse para todos los trastornos neurovegetativos, neurológicos, osteomusculares, pulmonares y oftalmológicos así como en las patologías crónicas de las vías respiratorias altas y auditivas, musculares, digestivas, cardiovasculares y endocrinas.

La aplicación fundamental del DLM terapéutico está en el campo de la oncología para el tratamiento del linfedema. Puede utilizarse tanto en post operatorio médico como de estética, como técnica principal o de apoyo, dependiendo del tipo de indicación.

El DLM es un aliado en el embarazo, dado que eliminan toxinas, refuerza el sistema inmunológico de la madre y produce un gran alivio sobre la sensación de pesadez que suelen padecer las piernas, además de relajar su cuerpo y mente. Por otro lado mejora el aspecto de la piel ya que en su práctica se restablece la correcta circulación.

Indicaciones médicas:

• En todos los tipos de linfedemas: Post-operatorios; Insuficiencia de la circulación de retorno; Úlceras varicosas.
• Edemas: Post-traumático; Linfostáticos (edema de brazo tras extirpación mamaria); Post-operatorio (mejora la cicatrización)
• Procesos reumáticos.
• Migrañas, vértigos, cefaleas.
• Enfermedades crónicas de las vías respiratorias: rinitis, sinusitis, faringitis y amigdalitis.
• Resfriado, catarro y bronquitis.
• Otitis.
• Enfermedades crónicas de la piel: acné, eczemas y capilares dilatados.
• Embarazo: descarga de las piernas y prevención de estrías en la piel.
• Post-radioterapia • Hematomas • Post-fracturas o esguinces.
• Estrés.

Indicaciones estéticas:

• Celulitis.
• Piernas cansadas e hinchadas.
• Acné.
• Edemas faciales.
• Quemaduras.
• Post-cirugía estética.
• Cicatrices y queloides.
• Varicosidades y varices.

Contraindicaciones:

• Cualquier disturbio del ritmo cardíaco.
• Accidentes cardíacos recientes como infarto y angina de pecho.
• Afecciones inmunitarias.
• Tumores malignos.
• Hipotensión e hipertensión severa.
• Hipertiroidismo.
• Heridas abiertas.
• Embarazo (sobre el abdomen).
• Edema nefrítico y edema por infección aguda.
• Infecciones agudas.
• Fiebre.
• Flebitis, trombosis y tromboflebitis.

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